Llega esa época del año en la que tenemos mil y un cosas que hacer o bien, nos damos el tiempo de reflexionar todo nuestro año. Yo en esta ocasión cierro mi “año sabático”. Se ha terminado el año que me di para realizar muchos de los proyectos que tenía abandonados.

¿Por qué me tomé un año sabático? Por que pasé por algo “traumático” para mi a finales del 2016: entraron a robar a mi casa, llevándose los ahorros de todo mi año. Lo que me preocupaba no era el dinero, pues creo firmemente que el dinero va y viene, que se recupera, que se vuelve a hacer; con trabajo y esfuerzo, se reemplaza. Lo que fue difícil para mi, fue reponerme de la violación a mi privacidad, a la seguridad que tenía en mi casa, mi guarida. Esa fue la gota que derramó el vaso del año de roller coaster que tuve. Fue un año muy bueno para el negocio, además emprendí un nuevo proyecto que había hecho con mucho amor, mismo que también me dejó unos cuantos raspones, unas cuantas grietas en mi corazón, pero también un sinfín de satisfacciones.

Decidí tomarme un año para renovar: mis pensamientos, mis procesos de trabajo, el trabajo en general, y la gente con la que me rodeaba. Renovarme a mi misma también. Y sobretodo sanar del robo. Sabía que si era comprometida con eso que quería renovar, tenía que sacrificar algo para poder lograrlo, así es que decidí no sacrificar la calidad y entusiasmo con el que hago cada boda que organizo, por lo cual era evidente que lo que tenía que poner en stand-by eran las bodas.

Y así fue que empezó mi año sabático. Mucha gente me preguntaba “¿no que era tu año sabático? ¿por qué tienes tanto trabajo?”. Mi respuesta era: “Solo me tomé un año sin bodas, pero no quiere decir que no tenga que trabajar. Tengo otros proyectos que tengo que terminar”. Además de que seamos honestos, no soy hija de un magnate millonario que me mantenga sin tener que hacer nada y que no tenga que trabajar para sustentar mi negocio y mi vida.

Me he vuelto muy consciente de mis tiempos y de mis capacidades físicas, por lo que sé que si quiero realizar proyectos con la atención que se merecen y la calidad que me gusta, entonces tengo que cocinarlos lentamente y dedicarles tiempo. No soy un robot, necesito tener tiempo para mi y para descansar. Sabiendo eso, era un “no brainer” tomar la decisión del año sabático. “No se puede tener todo en esta vida”, dicen hasta científicos. Y es cierto. Si quieres hacer las cosas bien, te debes enfocar.

Por lo que te dejo estos puntos importantes que considerar:

  • No tengo talentos especiales: lo que yo pueda hacer, seguramente tú también lo puedes hacer. Solo tienes que tener ganas de que pase (cualquiera que “eso” sea).
  • Si te vas a tomar un año sabático: tu “flujo de dinero” tiene que ser mayor a tus pasivos para que puedas vivir un año sabático en tranquilidad. Y recuerda que debes de seguir percibiendo “honorarios” por el trabajo que haces. ¡No dejes de darte tu salario!
  • El que tu “flujo de dinero” sea bueno, no quiere decir que dejes de trabajar para seguir incrementándolo.
  • Tú decides para que vas a dedicar tu año sabático: puede ser para viajar, para “encontrarte a ti mism@”, para darle tiempo y dedicación a proyectos que tienes en -stand by-, etc.
  • No tiene que ser un año, también te puedes dar un día, una semana, un mes de pausa a tu roller coaster de vida. Siempre es necesario. Y aquí me viene decirte otro punto importante: siempre hay algo que hacer… si tienes tiempos muertos en tu negocio, dedícalos a algo productivo en tu negocio: revisar tu brochure, tus procesos internos, tu branding. Tu “imperio” debe ser alimentado todo el tiempo, no lo descuides ni siquiera cuando creas que “ya la hiciste”.
  • Si te vas a tomar un “año sabático” (o lo que sea), sé organizado y ponle atención a tus proyectos. Es muy fácil perder el tiempo o procrastinar. Organízate, enfócate en lo que quieras lograr y trátate como tratarías a cualquier cliente o el proyecto de un cliente. El tiempo que inviertas en tus proyectos también es dinero.
  • Ponte metas alcanzables y medibles, que te ayudaran a alcanzar la meta más grande que tengas. Ponte “límites” (y por límite me refiero a deadlines) para hacer tus tareas, ten un día de expiración para cada tarea, para que no desperdicies tu año (o el tiempo que te hayas puesto). Sé honesto con tus tiempos y tus capacidades.
  • Lleva un track de todo lo que hagas y vayas logrando. Motívate a ti mismo cada que cumplas una tarea significativa. Piensa que cada que logres una meta, estás a un paso más cerca de la meta final. Así es con todo, paso a paso se llega al destino.
  • Enfócate. Solo tu sabes a dónde quieres llegar. Ten bien claro tu destino y no te preocupes por como vas a llegar — si caminando, corriendo, trotando, en coche, etc.– Recuerda que a veces hay tráfico, a veces hay accidentes, a veces están cerradas las calles (…… y mucho mucho más), pero si tienes tu destino bien fijo, encontrarás el camino para llegar a el.

Siempre habrá algo que hacer cuando estás construyendo tu negocio o tu sueño (sea cual sea). No te estanques, sigue pedaleando.

Espero que te haya gustado.

Melanie